Terremoto de Haití (2010)
El 12 de enero de 2010 se produjo un terremoto de 7,0
grados en Haití; para el 24 de enero, el número de
muertos ascendía a 316,000, 300,000 heridos y al menos 1
millón de personas sin hogar. Hubo una gran cantidad de
esfuerzos de alivio de todo el mundo. Muchas
organizaciones de voluntarios con programas nacionales y
extranjeros con presencia en Haití proporcionaron un
vehículo para iniciar las actividades de socorro. Hubo
una falla catastrófica de la infraestructura. Las
actividades de socorro incluían el suministro de agua
potable y la atención médica de emergencia. La
reconstrucción de la infraestructura para apoyar las
actividades de socorro se convirtió en una prioridad. El
FEMA y National VOAD prestaron apoyo y asistencia
técnica al Departamento de Estado y a la USAID y
sirvieron de enlace para colmar las lagunas de
comunicación y conectar a las organizaciones de VOAD con
los contactos apropiados del Grupo. Juntas, las
organizaciones de ayuda exterior que trabajan con los
asociados y contrapartes nacionales pudieron prestar
apoyo de socorro y recuperación.
Las redes sociales y los satélites se utilizaron como
nunca antes para proporcionar información en tiempo real
en apoyo de las organizaciones de socorro y para las
oportunidades de financiación.
A muchos haitianos se les concedió el Estatuto de
Protección Temporal, lo que permitió a las
organizaciones de voluntarios locales, a los organismos
estatales del sur de la Florida y a los organismos
gubernamentales de los Estados Unidos iniciar la
"Operación Centinela Vigilante" para recibir a los
refugiados y ayudarles a conseguir situaciones de vida
temporal con familiares o patrocinadores en los Estados
Unidos. Las organizaciones de voluntarios prestaron
apoyo a la iniciativa, con inclusión de alojamiento,
alimentos, ropa, equipos de comodidad y, en algunos
casos, transporte a nuevas situaciones de vida.
Super Tormenta Sandy (29 de octubre de 2013)
Las organizaciones de voluntarios, el sector privado y
los responsables gubernamentales de respuesta se
enfrentaron a algunos desafíos particulares al responder
en un entorno urbano muy poblado. Algunos de los
desafíos incluían la disponibilidad de viviendas para
los voluntarios y los sobrevivientes, la prestación de
servicios a los sobrevivientes en edificios altos que no
tenían servicio de ascensores, y un gran número de
hogares sin calefacción.
Voluntary organizations, private sector, and government
responders faced some unique challenges responding in an
urban, heavily populated environment. Some of the
challenges included available housing for volunteers and
survivors, providing services to survivors in high-rise
buildings having no elevator service, and high numbers
of homes without heat.
En Nueva Jersey, una ley prohibió a los adolescentes más
jóvenes realizar trabajos de construcción, lo que forma
parte de las leyes y reglamentos sobre trabajo infantil
del estado, lo que hace que sea problemático para los
equipos de jóvenes voluntarios participar en los
esfuerzos de recuperación. Este estatuto forma parte de
la misma ley que prohíbe a los menores de 18 años
trabajar en una mina o cantera o utilizar maquinaria
pesada en diversas capacidades, y limita el empleo
relacionado con el alcohol. Se ha determinado que esta
cuestión debe ser abordada por una nueva legislación.